"(...) Y, como días antes había visto en el cine la Caperucita roja neogótica y veteropedorra de Catherine Hardwicke y releído el magnífico ensayo de Catherine Orenstein Caperucita al desnudo (Ares y Mares, 2003), me puse a estudiar, en la edición de Nórdica, las versiones de Perrault (que termina mal) y de los Grimm (que termina bien). Y la estupenda (y terrorífica) recreación sin palabras del dibujante Adolfo Serra publicada por Narval y que recomiendo vivamente a todos los padres imaginativos. De modo que leí libros y libros hasta que Moctezuma volvió a salir de mi vida. Y es que la carne es triste, como sabía Mallarmé, que los había leído todos. (...)"
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